jueves, 22 de enero de 2009

Maravillosas ocupaciones


Qué maravillosa ocupación cortarle la pata a una araña, ponerla en un sobre, escribir Señor Ministro de Relaciones Exteriores, agregar la dirección, bajar a saltos la escalera, despachar la carta en el correo de la esquina.
Qué maravillosa ocupación ir andando por el bulevar Arago contando los árboles, y cada cinco castaños detenerse un momento sobre un solo pie y esperar que alguien mire, y entonces soltar un grito seco y breve, girar como una peonza, con los brazos bien abiertos, idéntico al ave cakuy que se duele en los árboles del norte argentino.
Qué maravillosa ocupación entrar en un café y pedir azúcar, otra vez azúcar, tres o cuatro veces azúcar, e ir formando un montón en el centro de la mesa, mientras crece la ira en los mostradores y debajo de los delantales blancos, y exactamente en medio del montón de azúcar escupir suavemente, y seguir el descenso del pequeño glaciar de saliva, oír el ruido de piedras rotas que lo acompaña y que nace en las gargantas contraídas de cinco parroquianos y del patrón, hombre honesto a sus horas.
Qué maravillosa ocupación tomar el ómnibus, bajarse delante del Ministerio, abrirse paso a golpes de sobres con sellos, dejar atrás al último secretario y entrar, firme y serio, en el gran despacho de espejos, exactamente en el momento en que un ujier vestido de azul entrega al Ministro una carta, y verlo abrir el sobre con una plegadera de origen histórico, meter dos dedos delicados y retirar la pata de araña, quedarse mirándola, y entonces imitar el zumbido de una mosca y ver cómo el Ministro palidece, quiere tirar la pata pero no puede, está atrapado por la pata, y darle la espalda y salir, silbando, anunciando en los pasillos la renuncia del Ministro, y saber que al día siguiente entrarán las tropas enemigas y todo se irá al diablo y será un jueves de un mes impar de un año bisiesto.

Julio Cortázar


[Esto, porque el humor siempre viene bien... Y porque es un cuento ¿? excelente, ¿es así o no? Que no estaría yo tan segura de que el humor de Cortázar sea... gratuito... Además ese lenguaje poético preciso que regala imágenes riquísimas, qué más, es un maestro.]

martes, 20 de enero de 2009

Cómo se cuenta un día de fiesta?

A veces encuentras algo inesperadamente que te transporta. Y es que es absolutamente posible estar agradecida durante semanas por una tarde (o noche) de una semana aislada en medio del invierno.


Aquel día, viernes, aún está en un estadio de la memoria muy presente. No hace tanto, no hace semanas, pero intuyo que pasado el tiempo seguirá dibujando sonrisas en algunos rostros.


Podría decir: cumpleaños, fiesta, más fiesta, cumpleaños, surrealismo y culmen. Es un resumen perfecto de lo que fue aquel viernes para mí. Poca resaca de sábado, por cierto.


Sí, debo decir que me sentí estupenda, que me encontré cómoda entre desconocidos, que disfruté muchísimo, que aquel barecillo tenía un encanto extraño, que mis acompañantes, tanto uno como otra, fueron mucho más.
No contaré mucho... para eso: El clavo en la pared me ha dado la sorpresa esta mañana. Increíble la manera en que te puedes ver reflejada en las palabras de otro, y me refiero a: "Aquí hemos venío a disfrutar, y si no de qué". Y, evidentemente, impresionante la manera de contar, el poder de la palabra que hay en ese post (y en ese blog, y en ese libro...), ¿te he dado las gracias?


Por mi parte... alguna marca me recuerda en el espejo que no todo en la vida es "Historia de la Lengua".


lunes, 12 de enero de 2009

El sexo lo contiene todo

[...]

El sexo lo contiene todo,

Cuerpos, Almas, significados, pruebas, purezas, delicadezas,resultados, proclamas,

Canciones, órdenes, salud, orgullo, el misterio de la maternidad, la leche seminal,

Todas las esperanzas, favores, dones,

Todas las pasiones, amores, bellezas, goces de la tierra,

Todos los gobiernos, jueces, dioses caudillos de la tierra,

Todo eso está contenido n el sexo, como parte suya y su razón

de ser.

[...]



Fragmento de "Una mujer que espera" poema del libro Hijos de Adán. Recogido en la antología poética:

Walt Whitman, Hojas de hierba. Antología. (Traducción de Manuel Villar Raso). Millenium, Madrid, 1999. De venta junto al diario El Mundo.



[Otro descubrimiento de la misma persona, regalo de marzo de 2007: "no cabe en una vida mi gratitud". Por cierto, que el poema completo... no es lo que esperaba, lo llego a encontrar un poco misógino, pero este fragmento, genial].

miércoles, 7 de enero de 2009

El amor empieza cuando se rompen los dedos



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El amor empieza cuando se rompen los dedos
y se dan vuelta las solapas del traje,
cuando ya no hace falta pero tampoco sobra
la vejez de mirarse,
cuando la torre de los recuerdos, baja o alta,
se agacha hasta la sangre.

El amor empieza cuando Dios termina
y cuando el hombre cae,
mientras las cosas, demasiado eternas,
comienzan a gastarse,
y los signos, las bocas y los signos,
se muerden mutamente en cualquier parte.

El amor empieza
cuando la luz se agrieta como un muerto disfrazado
sobre la soledad irremediable.

Porque el amor es simplemente eso:
la forma del comienzo
tercamente escondida
detrás de los finales.


Roberto Juarroz, (Primera Poesía Vertical). Poesía Vertical (Antología). Visor, 2008, Madrid. (1º edición de 1999)




[Flipad con mi regalo de reyes. Tengo que darle las gracias a mi proveedora de poesía que descubrimiento tras descubrimiento está haciendo una amplia biblioteca poética en mi casa, además fantástica, estoy disfrutando con Juarroz tanto o más de lo que esperaba, tanto como disfruté de Marzal o Pesoa... Gracias primi!
Los últimos cuatro versos del poema, son los primeros versos que conocí de Juarroz pocos años atrás.
Juarroz es un poeta de la no-experiencia (término mío, eh?), y no porque vaya en contra de "otra poesía", sino porque, como dice Cruz Pérez en el prólogo, la poesía de Juarroz "no va a darnos datos sobre la experiencia inmediata del poeta, no obedece a los dictados del sentimiento ni intentará jamás rescatar de la memoria momentos concretos de su propia experiencia". No digo más, ¡leed!].

jueves, 1 de enero de 2009

Ocho



Cuando acabé con mi último pseudo-novio, no imaginaba que estaría tanto tiempo sin echar una canita al aire. Todo ese tiempo que se emplea para decir que has alcanzado la paz, que ya no buscas solo sexo, que para ti todo ha cambiado. Y, de repente, como ayer, me sorprendo gimiendo a voz en grito bajo un tipo que hacía a penas dos horas ni siquiera conocía. Hoy, el día después, es tan gratificante como edificante. Y me replanteo mi futuro. En realidad no me importaría estar así, con esta vida un tiempecito más, lo bastante para sentirme viva. No es la primera vez que me pasa. A esto se le llama altibajos de autoestima. Es igual que cuando apareces en una farmacia y compras una caja de preservativos. Cuando el farmacéutico te pregunta de qué tamaño quieres la caja, tú piensas con una sonrisilla vanidosa en los cuatro polvos que llevas esa semana y respondes: de 12. Sales de la farmacia pensando que igual has tentado a la suerte, pero es imposible que el ritmo baje tanto como para no conseguir gastar esa nimia cantidad. Pasados los seis meses de rigor, recuerdas al farmacéutico al abrir el cajón de las braguitas y encontrar, intacta, la maldita caja. Es igual, autoestima va autoestima viene.
Sin embargo, ahora, es diferente, anoche acabé con los cuatro condones que quedaban en la caja –una buena noche- y yo sé que mañana…

21-dic-2009