miércoles, 13 de septiembre de 2006

Cuestión de Fe

Siempre he creído en las señales, pero ahora creo que son tan sólo un acto de Fe. es verdad que existen pero, ¿quién sabe realmente lo que dicen? Todos nos imaginamos que nos dan la respuesta que buscamos.
¿Existirá la forma de descifrar una señal? Es un "sí" o un "no". Es "adelante" o es "detente". "Habrá suerte" o "cuidado".
Lo mejor de buscar respuestas en las señales es que siempre encontramos lo que queremos y eso anula toda posibilidad de aleatoriedad que pudiera existir en las acciones que suceden a algo tan aparentemente impredecible como la casualidad de una señal o de otra.
Si ahora he encontrado el suelo de mi habitación iluminado, si me he levantado y la luna me miraba, llenando todo de luz, yo puedo pensar que algo que pasó ayer puede que sea favorable. Sin embargo, nada tiene que ver la luna con lo que ayer pasó, excepto el hecho de esta en mi vida y estrechamente relacionados en mi inconsciente.

(La realidad, ¿qué me importa a mí la realidad?)

2 comentarios:

Carmen dijo...

Lr, Te importa a ti?
Besitos.

Alguien que quiere vivir sin reloj dijo...

Sabes, yo siempre he pensado que las señales realmente no dicen nada, pero te hacen sentir que ese es el camino. No hay respuestas, no hay búsqueda que concluya, no se agotan las preguntas...
También ocurre a veces que la casualidad se convierte en causalidad sin más, y es por eso por lo que no encontramos aleatoriedad alguna. No es difícil imaginar esto, simplemente hay que cambiar una letra de lugar y tranformarlo en algo que encaje en la "evolución natural" que pueda tener un suceso o circunstancia-vaya, lo siento, la física que llevo dentro habla por mí un alto porcentaje de las veces.
¿Está todo estrechamente relacionado?
¿Qué nos importa la realidad?
Primi, acabo de soltar un libro en el que se discutían todas esas cuestiones, uff, es algo para pensar en las noches de insomnio, es fuente de insomnio. ¿Es la realidad? Voy a dejar que la física que llevo dentro hable de nuevo. Si reflexionamos acerca de la objetividad con la que podemos acercarnos a la realidad, o bien desaparece el concepto de objetividad, o bien lo hace el concepto de realidad. Es cuestión de fe, creer precisamente que algo subyace a ambos conceptos. Realmente, a alguien que no le interese conocer el mundo, y por conocer el mundo entiendo conocerlo físicamente, experimentarlo físicamente, ambos conceptos son prescindibles. El problema es que es imposible que un ser humano no tenga experiencia. La interacción con todo lo que le rodea es inmediata, innata, incluso. Aunque no quieras estás experimentando esa realidad en primera aproximación. Si es la realidad subyaciente, si es una realidad totalmente fingida, si es una irrealidad, difícilmente podamos saberlo. En la vida cotidiana, rara vez interesa la objetividad de esa realidad. Por eso la necesidad radical de inventar realidades que convivan con todo lo que tiene cabida en este mundo, la imaginación, nuestro deseos, nuestras ganas de encontrar tienen la enorme capacidad de conectar causalmente hechos totalmente independientes unos de otros y darles un sentido, acogerlos, asimilarlos como algo que forma parte de nosotros...
Me enrollé para variar. Tenemos que hablar de esto a mi vuelta. Quizá sea el inconsciente.
Un abrazo enorme, primi, sabes que te voy a echar de menos. Volveré con algo para ti en los bolsillos, algo que sepa a París, al París de la Maga y de Horacio.