jueves, 31 de julio de 2008

Amigüitos

Vaya graduación la que existe en la estimación de la amistad. Hay amigos para todos los gustos, colores y días del año. Hay amigos con los que te apetecen unas risas, geniales, que quizá solo te apetecen para eso, pero es genial tenerlos. Hay otros que están además cuando los necesitas. Otros que están para cuidarte, otros a los que cuidas. Con otros puedes llegar a tener charlas inmensas por extensión y por calidad, charlas que recordarás por mucho tiempo y que te hacen "crecer", como mínimo, como amigo.

Yo he tenido la oportunidad de cruzarme con todo este tipo de amistad, que, como decía anoche uno de estos amigos en una de esas charlas inmensas: están ordenados en una escala (o escalera) y ahí suben y bajan, y eso es lo mejor, porque no pueden estar todos en el mismo escalón!


Para Maikel, uno de los amigos a los que me apetece decirle que lo echo de menos, que me acuerdo de él y que quiero seguir conociéndole mucho tiempo más... esta canción, sé que se reirá, pero por fin nos acordamos de ella y podremos cantarla cuando volvamos a estar en un barco (lleno de pescado o no) o, en su defecto, en una vaya de madera... eso sí, siempre mirando la mar de cerca!:




Por cierto, un dato que se ha estado intentando ocultar y del que me enteré hace apenas unas semanas, ¿sabeis que el ingeniero del Titanic dijo que no lo hundiría ni Dios, y se hundió en la primera travesía?

viernes, 18 de julio de 2008

Hoy es...

...un día especial. ¿Por qué? Porque quiero. Porque la única forma de que las cosas sean especiales es que nazcan especiales. Y hoy, a pesar de las 8 horas viendo las mismas paredes (azules por cierto, y raras, porque antes todos esos peluches tenían nombre...), hoy, he decidido que en esa salida nocturna obligada que me espera... voy a estar predispuesta a lo especial.

Se hace complicado encontrarte cómoda en donde te lo imponen, dejando atrás tu propia comodidad, lo que tú eliges; tu felicidad a 300 kilómetros... y tú... Pero la felicidad anda exactamente por donde tus pies se mueven.



Y como me alegro de tener amigos como los que tengo... Para S. Cutillas estos poemitas. Por muchas cosas, entre las menos importantes: porque me acordé de él leyendo a este autor y porque los dos tienen un humor bastante parecido.



En el supermercado

Cualquier lugar es bueno para el odio,

hasta el supermercado. "¿Por qué compras

esto en lugar de aquello? ¿Estás de oferta

o qué: crees que estoy sordo y que no oigo

las cosas que te dice el pescadero?

Me aburro. No te aguanto. No te olvides

de la botella de ginebra. ¡Ah, no,

déjate de comida preparada!

Aprende a cocinar como mi madre."

"Cuando tú aprendas a comerme el coño."



Vamos a ser felices

Vamos a ser felices un rato, vida mía,

aunque no haya motivos para serlo, y el mundo

sea un globo de gas letal, y nuestra historia

una cutre película de brujas y vampiros.

Felices porque sí, para que luego graben

en nuestra sepultura la siguiente leyenda:

"Aquí yacen los huesos de una mujer y un hombre

que, no se sabe cómo, lograron ser felices

diez minutos seguidos."



Bébetela

Dile cosas bonitas a tu novia:

"Tienes un cuerpo de reloj de arena

y un alma de película de Hawks."

Díselo muy bajito, con tus labios

pegados a su oreja, sin que nadie

pueda escuchar lo que le estás diciendo

(a saber, que sus piernas son cohetes

dirigidos al centro de la tierra,

o que sus senos son la madriguera

de un cangrejo de mar, o que su espalda

es plata viva). Y cuando se lo crea

y comience a licuarse entre tus brazos,

no dudes ni un segundo:

bébetela.



(Luis Alberto de Cuenca, Vamos a ser felices y otros poemas de humor y deshumor. Colección 4 Estaciones, Ayto. de Lucena. 2003).