martes, 3 de junio de 2008

¡¡Hasta aquí!! (III)


Aquí dejo la parte más triste de la trilogía, inevitablemente Ángel Gónzalez tiene razón en este poema... y nada puede hacerse, hasta que desaparezaca la ira, seguirá anidando la esperanza aquí. (Sin embargo, esto no quiere decir que yo no continúe por la senda adecuada, "despacio y con buena letra").



Se habla de la esperanza últimamente.
Alguien la vio pasar por los suburbios de París,
allá hacia el año mil novecientos cuarenta y tantos.
Poco después aparecieron huellas de su vuelo en Roma.
También es cierto que desde las Antillas voló un día,
tan alta, que su sombra cubrió pueblos enteros,
acarició los montes y los ríos,
cruzó sobre las olas,
saltó a otros continentes, parecía. . .
Años más tarde,
un profesor ilustre
dedujo de unas plumas mancilladas,
halladas entre sangre
cerca de un arrozal,
en el Sudeste asiático,
que ahí estaba ella:
en el sitio y la hora de la ira.
No en el lugar del pacto,
no en el de la renuncia.
Jamás en el dominio
de la conformidad.
Donde la vida se doblega, nunca.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Niña, tú ahora a estudiar, y después...a otra cosa, butterfly!

Anónimo dijo...

Pero, señorita, ¡toda una experta en Estructuralismo Checo, una intelectual de los pies a la cabeza con estas quimeras de amor! ¡Intolerable, francamente intolerable! ¡Dón de iremos a parar, dónde!

Carmen dijo...

Cuánta razón llevas Miguel Á. ¡Cuán desprestigio acabo de verter sobre mi figura! Olvidémosnos de todo. Mucho más amables (amables de amor, de ser aptos para amar... mmm) Jakobson, Tinianov, Todorov, Tomanshevski, Shklovski... ayyyy! ¡Qué bonito todo esto! Esto sí que es amor...